El Asesino de Cecilia Bonelli






Cecilia Bonelli salía de su departamento como cualquier otro día. Cerró la puerta, se dio vuelta y comenzó a caminar por el corredor. No se dio cuenta que una enorme sombra la cubrió por detrás, y una mano gigantesca envuelta en un gran guante negro, le puso un paño con cloroformo sobre la nariz. Cecilia comenzó a sentir un gran sueño y quedó desvanecida.
Mientras dormía, la Chechu (así la llamaban) tuvo un sueño muy intenso y delirante a la vez, estaba sentada en un estadio de la NBA viendo un partido de los Toronto Raptors, y allí jugaba el gran basquetbolista Carlos Delfino.
El basquetbolista le gritaba: "¡Chechu Bonelli!" e inmediatamente subía a las tribunas, y le ponía sus enormes y olorosos pies talle cincuenta sobre el rostro a Bonelli, y luego de que ella oliera, chupara, besara y lamiera los pies (a pesar del olor repugnante y asfixiante a ella le encantó) y luego cogieron de una manera tan fogosa como salvaje, mientras las multitudes clamaban "¡Lancha! ¡Cabeza! ¡Carlos!" sin parar.



Cuando se despertó, Cecilia estaba sentada en una silla, atada de pies y manos, y frente a ella había un hombre muy alto, con aspecto de basquetbolista, que con sus manos sostenía un enorme cuchillo. 
- ¡Carlos Delfino! - exclamó Bonelli asombrada - ¿Qué significa? Acabo de tener un sueño, vos me obligabas a oler tus pies, que olían asquerosamente a Queso, y después cogía con vos, era algo espectacular.
El basquetbolista la miró, se sonrió y le dijo:
Mi nombre es Carlos Delfino
Soy el basquetbolista asesino
Asesinó mujeres de oeste a este
Con un gran cuchillo como este
A las chicas les corto el pescuezo
Las mató y despues les tiró un Queso
Serás una de mis víctimas
Una integrante más de una larga lista
Espero no molestarte 
Pero tengo muchas ganas de asesinarte   
Antes de asesinarte
Mis pies deberás oler
Será mejor que un Beso
Pues probar mi olor a Queso
Antes de morir el privilegio tendrás

Te aseguro no te arrepentirás 



El basquetbolista asesino terminó de decir este extraño verso, ante el terror de la chica. Carlos se sacó sus zapatos y acercó sus pies al rostro de Cecilia Bonelli. Primero le acercó el pie izquierdo, luego el derecho. El olor a Queso era apestante, intenso y sofocante. La chica no podía soportarlo, luego Carlos la obligó a oler los zapatos. Eran unos enormes zapatos de color negro, talle cincuenta. Apestaban. Carlos se aprestaba ya a asesinar a la chica, pero antes le dijo:
-          En tiempos antiguos, en los pueblos bárbaros, las mujeres que cometían algún delito eran ejecutadas, pero antes debían oler los pies de su asesino. Luego de matarlas, el asesino debía tirarles un Queso. Era un ritual.


A Cecilia no le importó estos comentarios de Carlos. No le importó porque el sueño se hizo realidad: fue como un deja vu, Carlos otra vez la cogió en forma salvaje y fogosa, sintió como si lo estaba haciendo por segunda vez, una vez en el sueño, y otra vez en la realidad.
- ¡Esto es espectacular, Carlos! ¡Eso de hacerte pasar por un asesino para coger me resulta muy divertido!
- Lo mejor de la diversión y del espectaculo viene ahora estimada Chechu.
El asesino tomó el cuchillo se pusó detrás de su víctima y le clavó el cuchillo en el cuello, y se lo atraveso de lado a lado. Cuando terminó, tomó el Queso, lo tiró sobre su víctima y dijo en voz alta:
      -     Queso.

Habiendo cometido un asesinato más a su larga lista, Carlos abandonó del departamento tan misteriosamente como había llegado.




Comentarios

  1. en medio de tantas minas famosas asesinadas, no seria bueno que hagan algun cuentito donde asesinen a rocio marengo?

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  2. a mi me parece... que este tipo sudaba queso... él mismo dijo que era un queson.. además de donde iba a sacar tanto queso sin que a nadie le pareciera extraño... con su sudor coleccionado empezó hacer queso... y para dar le uso a tanto queso... decidió matar para tirarse lo encima a sus victimas... pues que iba hacer con tanto queso en su casa... intentó vender lo pero le fue mal... :v aquí el primo anoréxico de la calaca explicando... :v (y)

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  3. Se podría haber tomado más tiempo.
    Pero el anticipar en versos lo que iba a hacer tiene su morbo.

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    1. Ahora se tomó su tiempo, con la actualización.

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  4. ¿y para cuando "la asesina de Darío Cvitanich"?

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