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Mostrando las entradas de julio, 2017

El Asesino de Lara Bernasconi, Yesica Toscanini y María Susini

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Mediados del año 2004, después de algunos años de olvido, de languiceder sin mayor suceso en el fútbol portugués, el popular arquero Carlos “Chiquito” Bossio, ex Estúdiantes de La Plata, regresó al fútbol argentino, a jugar en Lanús. Con una presencia bastante mediática en su época de Estudiantes, su regreso no pasó desapercibido para nada, dado que por enésima vez TyC Sports le preparó una entrevista para recordar el famoso gol de cabeza a Racing, el 12 de mayo de 1996, el primer gol de un arquero en la historia del fútbol argentino, que no fuese de tiro libre ni de penal. - ¿Te dicen Quesón? – una de las preguntas – Es lo que sale en Wikipedia. - ¿Wikipedia? ¡Ja, ja! – se río Carlos - ¿Qué es eso? - Una enciclopedia de Internet, existe desde 2001. - No la conocía, me voy a fijar. - ¿Pero te dicen o no te dicen Quesón? - Debe ser que calzo cincuenta, y tengo los Quesos grandes, ja, ja. Además me gusta mucho el Queso. Demasiado. Soy una Quesoviano, como sola

El asesino de Daniela Cardone

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Gran conmoción había en la opinión pública ante una serie de asesinatos de famosas, algunas aparecían decapitadas, otras degolladas y otras ferozmente apuñaladas, incluso algunas después de haber estado secuestrada durante dos o tres días, pero todas aparecían con un Queso sobre un cadáver.  Se hablaba de los asesinatos “Quesones”, del “Quesón asesino”, se decía que el asesino era un deportista famoso, o incluso dos o tres deportistas consagrados y las leyendas urbanas hablaban del “basquetbolista asesino”, del “rugbier asesino” y del “futbolista asesino”, pero al hablar en forma individual o personal del asesino todos hablaban de “el Quesón”. Una de las víctimas era la actriz y modelo Brenda Gandini, brutalmente degollada, su cadáver apareció con el cuello sangrante y un enorme Queso. Su madre, la todavía más famosa modelo Daniela Cardone reclamaba justicia. - ¡Justicia! ¡Justicia para Brenda y las víctimas del Quesón! ¡Basta de complicidad policial! – gritó Cardon